Si bien han transcurrido varios años desde la creación de la primera criptomoneda basada en la tecnología blockchain (Bitcoin 2008), no fue hasta el año 2017 en que las criptomonedas comenzaron a popularizarse a nivel global, contribuyendo de esta manera a la creación y difusión de nuevas criptomonedas en el mercado, las cuales están clasificadas en diferentes “generaciones”. En el presente artículo explicaremos cuándo una criptomoneda es de primera, segunda o tercera generación.
Primera Generación
Bitcoin fue creada en el año 2008 y forma parte de la primera generación de criptomonedas. Fue creada como una alternativa de pago o un medio digital de intercambio descentralizado con relación a las monedas digitales. Se trata de la primera criptomoneda creada para funcionar dentro de un sistema conocido como blockchain, mediante el cual se pueden asegurar las transacciones financieras, verificar la transferencia de activos y sobre todo, controlar la creación de nuevas unidades, las cuales son limitadas, ya que sólo se emiten un total de 21 millones de Bitcoins.
La primera generación se enfocó en el tema transaccional. El logro más destacado de esta primera generación de criptomonedas, fue la difusión de la tecnología blockchain, lo cual originó la creación de diferentes herramientas y soluciones basadas en la cadena de bloques. Otro logro destacado fue generar mayor confianza en el sistema P2P (peer to peer) en donde a través de la blockchain existiera un consenso sobre la veracidad de cuántas monedas o activos (criptomonedas) tiene cada usuario sin depender de un balance o aceptación de un tercero (por ejemplo un banco). Bitcoin le dio a las personas la capacidad de transferir valor, y a su vez, almacenar divisas en una billetera virtual (wallet) con el objetivo de ser un sistema de pagos descentralizado y definitivo.
Segunda Generación
La segunda generación de criptomonedas apareció en el año 2014, de la mano de la segunda mayor criptomoneda del mercado llamada Ethereum, la cual, a diferencia de Bitcoin, es un ecosistema completo sobre el cual se puede programar prácticamente cualquier cosa, ya que fue diseñado no solo para realizar transacciones (con características del ecosistema de Bitcoin), sino que también se puede programar y generar contratos inteligentes, los cuales permiten la operación de acuerdos o contratos entre dos partes, en donde se asegura el cumplimiento de los participantes, lo que brinda una mayor seguridad y automatización sin precedentes en el sector.
Esta segunda generación va un paso más allá de usar las criptomonedas para almacenar valor, sino que buscan crear todo un “ecosistema” alrededor de dicha criptomoneda, además permitir el desarrollo de lenguajes de programación en sus plataformas.
Tercera Generación
Aun cuando Bitcoin y Ethereum son las criptomonedas más utilizadas y demandadas del sector, debido al crecimiento exponencial de sus usuarios, estas han presentado ciertos problemas de usabilidad, lo cual ha originado el surgimiento de una tercera generación de criptomonedas, las cuales pudieran solventar o resolver dichos problemas, como por ejemplo, la lentitud de las transacciones o los altos costos de sus operaciones. La tercera generación de criptomonedas se caracteriza por tener una función disruptiva denominada “escalabilidad” la cual permite tener una mayor capacidad de crecimiento a nivel global y mayor velocidad en sus transacciones.
Otra característica destacada de la tercera generación, es que estas criptomonedas son más versátiles, ya que permiten conectarse a otras cadenas de bloques (blockchain), además de ofrecer mayores alternativas al usuario. Entre los ejemplos de criptomonedas de tercera generación más destacadas, se encuentran Cardano, Solana, Polkadot, entre otros.
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